Nació en la paz el 25 de agosto de 1750, hija de don José
Sisa y Josefa Vargas ambos dedicados a la compra - venta de coca. Debido a esta
labor comercial llegaban a los yungas y otros pueblos alejados llevando a
Bartolina consigo. Luego establecieron su negocio en Sicasica. Bartolina
prosiguió el comercio llegando a poblaciones del Perú, Cochabamba y PotosÍ. En
estas andanzas conoció a Julián Apaza con quien contrajo matrimonio en Sicasica
por el año 1770, yéndose a vivir a Sapahaqui. Junto en la misma labor
percibieron el sufrimiento de los mitoyos, la crueldad de los encomenderos, las
expoliaciones de los corregidores y todas las injusticias del régimen colonial.
Esto incidió en la decisión de luchar para dar fin a la
dominación española. Cuando se produjo el alzamiento en Ayoayo (1781) bajo el
caudillaje de tupaj katiri (Julián Apaza), Bartolina su esposa le acompaño en
todas las circunstancias de la insurrección.
Esta notable mujer tomo parte activa en la organización de
los campamentos militares de la sublevación Aimara en el Alto de la Paz, en
Chacal taya, en killi killi y en el calvario; en el valle de Poto potó y en las
alturas de Pampahasi. Tomo parte en el comando y administración de justicia, en
el cuidado de la alimentación, así también como empuñar las armas, acaudillar a
las tropas, entolar combatientes, tomar decisiones e imponer su voluntad a los
alzados.
Es loable mencionar que esta pareja sostenía el espíritu
guerrero de sus combatientes estando presentes o turnándose para estar en los
diferentes campamentos solucionando problemas y atendiendo necesidades.
Adopto las dotes de virreina durante la insurrección, lo
cual indignaba al oidor Diez de medina. Durante el primer asedio a la Paz de
los insurrectos, Bartolina se gano la fama y el respeto de sus seguidores y del
enemigo. Después de las derrotas de Calamarcas y Ventilla, el ejército español
se propuso capturar a los lideres utilizando a delatores y traidores, lo que
consiguió gracias al apoyo de un grupo de desleales, tomando presa en una
emboscada a la virreina y su escribiente (el mestizo Juan Hinojosa) el 2 de
julio de 1781. Fue entregada al coronel Ignacio Flores y conducida a la ciudad
de la Paz, hacia la prisión de las cajas por el orden del corregidor Sebastián
de Segurola.
Estuvo varios meses encarceladas hasta que en septiembre de
1782, el oidor Tadeo Diezde Medina la sentencio a la harca siendo arrastrada
por el caballo y luego ser esclava de cabeza y manos en picotas para ser
mostrada en Cruz pata, Alto de San Pedro y Pampahasi. Luego fue decapitada y su
cabeza llevada a Ayoayo, Sica Sica y Sapahaqui, para después ser quemada y sus
cenizas tiradas al aire, como muestra de escarmiento a los insurrectos.
El 6 de septiembre pendía ahorcados Bartolina sisa y Gregorio
Apaza, hermano de tupaj katari en la plaza de armas de la Paz.
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